miércoles, 5 de octubre de 2011

¿Niña quieres un refresco?


Llevo compartiendo mi recorrido diario cuando voy al trabajo con un anciano que vive en la calle. Hemos llegado a compartir cierta intimidad: él conoce las conversaciones que mantengo por el móvil con mi padre, yo sé donde duerme, donde come y como se lava. Durante el primer mes sólo era yo quien lo miraba, el segundo éramos los dos, un día me atreví a saludarlo, hoy hemos hablado. Ha querido invitarme a un refresco. Una pena porque llevaba prisa para ir al trabajo. Hemos quedado para la próxima vez. Siento curiosidad por preguntarle sobre su vida. Cada vez que lo veo me pregunto qué situación lo habrá obligado a vivir en la calle, si no habrá alguien en cualquier lugar que lo esté esperando. Me gustaría escuchar su vida e imaginado tantas opciones. 

Pero sobretodo, hoy, me ha dado una gran lección. Él puede invitarme a una Coca Cola, yo no puedo decir lo mismo. Hay muchas formas de vivir siempre que se esté vivo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario